lunes, 7 de diciembre de 2009

Estimados compañeros:

Una vieja maldición china consiste en desear a quien se maldice vivir en tiempos interesantes. Se revelaría así una conexión entre la dificultad y aquello que es digno de capturar la inclinación de nuestro ánimo. El presente año, en lo que respecta a los procesos que ha vivido nuestra Facultad, ha hecho –a mi juicio- transparente esa conexión.

Los innegables problemas que aquejan a nuestra Escuela no son una novedad surgida de súbito a comienzos de 2009 y, sin embargo, hace mucho que no afrontábamos un proceso reflexivo de profundidad que buscara hacerse cargo de éstos. El interés se explica al menos por la escasez del fenómeno (¿Por qué hoy?, ¿Por qué ahora?), pero, por sobre todo, por el hecho de que las acciones que se emprendan en el presente parecen tener consecuencias mucho más gravitantes que las que se emprenden en momentos de mayor quietud.

Imagino que la dificultad conexa no requiere indicarse con el dedo (la notan nuestros cuerpos, cansados; la nota nuestro aburrimiento, agudizado cada vez que se repite el escándalo), aunque sí vale la pena destacar como ésta se manifiesta en una exigencia desbordante cuando parecemos incapaces de estar a la altura de una exigencia cualquiera.

Un Proyecto de Desarrollo Institucional fija los objetivos y lineamientos de una organización a mediano plazo. Aunque hoy es un lugar común enfatizar la importancia del proceso (nuestras acciones tienen el peso de las que se ejecutan en tiempos interesantes), ese mismo diagnóstico revela su insuficiencia: la importancia viene dada porque lo que se decide no es indiferente. Lo que está en juego es el tipo de transformaciones (o modernización) que aplicaremos en la Facultad. Y ahí se acaba lo pacífico. Ahí la pretensión de ubicuidad es una quimera peligrosa.

Ofrezco a ustedes, por tanto, de modo breve –porque pretendo esto sea leído- y de modo general –porque desconozco un PDI que se pronuncie sobre aspectos domésticos (y estará fuera del ámbito de la Comisión hacerlo)-, las ideas centrales que pretendo defender como representante estudiantil en la “Comisión PDI”. Agrupo éstas bajo los ejes que reconocen las pautas de procedimiento elaboradas por la Comisión PDI ad hoc a propósito de la constitución de sus subcomisiones: 1. Docencia, 2. Investigación, 3. Extensión y 4. Asuntos institucionales.


DOCENCIA

La docencia ocupa gran parte de los esfuerzos de nuestra Facultad. Considerando los últimos diagnósticos realizados internamente que guardan relación con ésta (Jornadas de información e implementación de la Reforma Académica (2002); Informe de la Comisión Técnica de Planes y programas de Estudio (2007); Informe de la Comisión Claustro (2009)), queda claro que subsisten falencias importantes, tanto a nivel de los mecanismos de regulación, mejoramiento y evaluación de los profesores que hacen clases en la Facultad (funcionamiento de Comisiones de Calificación y Evaluación, Encuesta Docente, respeto al Reglamento general de Carrera Académica) como en los aspectos institucionales que, más allá de la enseñanza, condicionan un buen proceso de aprendizaje por parte de los estudiantes (evaluaciones, particularidades de la malla curricular). Las directrices a este respecto son:

1. Búsqueda de mecanismos institucionales que hagan probable el funcionamiento adecuado de las Comisiones de Calificación y Evaluación.

2. Definición de una política para la herramienta de contratación de profesores invitados que evite que el uso desorbitante de este mecanismo se convierta en un instrumento utilizado -como se ha hecho hasta ahora-, o para eludir los procesos de control que supone la Carrera Académica, o para marginar del Claustro a quienes realizan de manera permanente un trabajo importante para nuestra Facultad. En este sentido, la categoría del profesor invitado debiese entender como absolutamente excepcional, radicando su implementación a casos taxativamente definidos.

3. Favorecimiento a metodologías de la enseñanza que condicionan procesos más profundos de aprendizaje en el estudiante. Así, se privilegiarán las evaluaciones que promuevan una participación activa e independiente del estudiante, con énfasis en el desarrollo de un sentido crítico sobre la materia de estudio (entiéndanse por éstas, evaluaciones que consistan en trabajos de investigación o pruebas que exijan la resolución de casos, metodologías ambas que permiten la adquisición de habilidades fundamentales de análisis y aplicación por parte del estudiante. Las evaluaciones orales, en principio, se entienden como sumamente insatisfactorias para estos propósitos).

4. Establecimiento de instancias que favorezcan un tratamiento de contenidos semejantes y una exigencia homogénea en aquellos cursos que, de acuerdo al reglamento de la Facultad, ofrecen materias cuyo dominio no es disponible para el estudiante. Instancias de este tipo pueden ser reuniones previas entre profesores para determinar el contenido de cursos obligatorios y evaluaciones que, en cursos de tal carácter, tengan una sección común. Todo ello para evitar diferencias no justificadas entre este tipo de cursos, lo que ningún caso atentaría contra la libertad de cátedra (cuestión que se ve asegurada por la participación del profesor en la instancia previa de deliberación, donde tendrá la oportunidad de incluir los contenidos que, a su juicio, sean esenciales).

5. Revisión de la carga semestral de evaluaciones, bajo la idea de que no siempre es funcional a la excelencia del estudiante. Por ejemplo, la reducción de las mismas y el dar la facultad al estudiante de no rendir alguna aumentando la ponderación del examen final, es un mecanismo que tiene justificación y ha sido utilizado por algunos profesores.


INVESTIGACIÓN

La producción de conocimiento es el distintivo de una universidad compleja. A nivel interno, cuestiones como la falta de un conjunto unitario de directrices para la aplicación de los incentivos de los que nuestra Facultad puede hacer uso y la falta de una base considerable de profesores que trabaje a jornada completa (por razones distintas de la carga de funciones administrativas), merman de manera importante los niveles de investigación en nuestra Facultad. De otro lado, la tendencia a comprender de manera restringida el conocimiento (y la educación), como un bien de mercado más, genera consecuencias opuestas a la misión con la Bello mandató nuestra Universidad ("...para Chile y las necesidades de su pueblo"), enfrentando críticas no sólo por las distorsiones que un modelo de demandada (mediada por capacidad de pago) puede generar en quien produce ese conocimiento, sino también con respecto a la supuesta maximización de la eficiencia que lograría un modelo de mercado. (Los modelos de conocimiento libre y producción colaborativa ponen, en algunas áreas, en tela de juicio este supuesto). Sobre esa base se propone:

1. Énfasis en la contratación de profesores de alto grado académico a jornada completa (o al menos media jornada), con el propósito de que desarrollen actividades de investigación. Esta medida debe entenderse funcional a objetivos de desarrollo académico en sentido amplio: no debe entenderse investigación únicamente como publicaciones, por importantes que estas sean. Un claustro permanente en la facultad permite a ésta se abocarse al desarrollo de investigaciones con énfasis en reformas institucionales fundamentales a nivel nacional. Importantísimo es notar, en este sentido, la conexión entre la ausencia de profesores trabajando en forma permanente por la Facultad y la casi nula incidencia que ésta ha tenido en las últimas reformas legislativas de mayor trascendencia (el caso de la reforma procesal penal es, en este sentido, sumamente ilustrativo: el énfasis de la universidades privadas en la contratación de jornadas completas ha hecho que éstas tengan cada vez mayor influencia en el debate público y las reformas legislativas surgidas a su alero).

2. Diseño de un plan de investigación para la Facultad, que defina líneas de investigación por área, mediadas por procesos de discusión a nivel de departamentos.

3. Determinación de un conjunto de directrices específicas para la aplicación de los incentivos a la investigación de los que nuestra Facultad puede hacer uso, con énfasis en publicaciones. Para asegurar la generación de conocimiento al interior de la institución, dichos incentivos debiesen ligarse principalmente a una mejora variable en la remuneraciones de los académicos de la Facultad por sus publicaciones y no (como a veces se propone) al pago de investigadores externos o bonos a profesores de otras facultades que publiquen en revistas ligadas a la nuestra.

4. Favorecimiento a modelos colaborativos de producción de conocimiento en las áreas donde su aplicación es más promisoria.

5. Evaluación de la creación de un centro de Estudios legislativos o unidades análogas que permitan producir conocimiento en ámbitos que tienen directa incidencia en el debate público.


EXTENSIÓN

Una universidad con vocación pública que se propone comenzar un proceso de modernización no puede soslayar el compromiso que debe tener con la comunidad. Para que la Universidad de Chile esté al servicio de la sociedad, ha de establecer criterios institucionales que incentiven, fomenten y evalúen la vinculación de interés productivo, social y cultural en el contexto de su misión. En primer término, la elaboración un programa que vuelva a posicionar a nuestra Facultad en el debate nacional como generadora de políticas implementadas por el Estado (y quienes lo asistan en las tareas de administración) aparece como una prioridad, lo que es consistente con su misión histórica y su carácter público –idea que se refuerza cuando se sabe que, actualmente en Chile, nadie está en condiciones de sustituir su rol-. (Las universidades privadas, en el contexto actual, no están en una posición que les permita cumplir ese cometido, salvo para efectos de desarrollar reformas institucionales que redunden en directo beneficio de quien paga por las mismas). En segundo lugar, un plan de extensión también ha distinguir las características de los diferentes destinatarios a los que se orienta (administradores, operadores del sistema, estudiantes, sociedad civil en general), diferenciando estrategias con respecto a cada uno. Se propone así:

1. Desarrollar instancias que permitan coordinar y apoyar a las iniciativas de extensión ya existentes y promover otras nuevas, comprendiendo tareas que vayan desde buscar mecanismos de financiamiento a velar porque estas propuestas tengan acogida por la comunidad universitaria. Nuevamente, la conformación de un claustro trabajando en forma permanente por la Facultad (con contrataciones a jornada completa y media jornada) deviene un pilar fundamental para cualquier proyecto que pretenda una ampliación de las actividades de extensión realizadas por ésta (ver el punto 1. de la sección investigación).

2. Establecimiento de políticas de fomento a las actividades de extensión en distintas áreas, con énfasis en aquellas que permiten el encuentro entre académicos de nuestra Facultad y académicos destacados de otras casas de Estudios y del extranjero.

3. Impulso al uso de Licencias Creative Commons (cc), con miras a que todos puedan beneficiarse del conocimiento generado.

4. Impulso de cátedras abiertas a la comunidad en áreas específicas, cuando la extensión tiene como destinatario a grupos de la sociedad civil.

5. Estímulos al desarrollo de actividades de extensión por parte del estudiantado, con eventuales retribuciones a través de créditos, en el marco de un plan integral.

6. Fijar como objetivo que nuestra Facultad desarrolle, en mediano plazo, revistas indexadas.



ASUNTOS INSTITUCIONALES

El marco jurídico que rige a nuestra Facultad le impone grandes desafíos a nivel de gestión institucional para desarrollar su labor, lo que no se corresponde con un cada vez menor financiamiento directo del Estado. Pero más allá de eso y producto de su complejidad, nuestra Facultad experimenta déficit de información sobre su propia gestión y falta de instancias en las que la comunidad pueda pensarse a sí misma, definiendo metas y evaluando resultados.

Por otro lado, con respecto al ingreso se plantea un nuevo desafío para una institución que busca capturar a los mejores estudiantes de Chile, en un contexto en que las asimetrías económicas del país muchas veces hacen que un indicador único como la PSU genere distorsiones respecto a la selección de los mejores estudiantes, puesto que quienes pueden acceder (porque sus padres tienen la capacidad de pago suficiente) a cursos de preparación de dicha prueba, están en una condición de ventaja que no guarda en todos los casos una relación necesaria con la excelencia del estudiante. Sobre esa base se propone:

1. Transparencia en la gestión e información disponible de acuerdo a lo que es exigible a una institución pública y elaboración de una serie de indicadores que den cuenta del estado de la Facultad en sus distintos aspectos, cuantificando variables relacionadas con la docencia, la investigación y la extensión, de manera tal que se pueda evaluar el cumplimiento de objetivos.

2. Instancias anuales o semestrales de discusión y revisión de la implementación del PDI a nivel transversal (esto es, con la participación de toda la comunidad universitaria).

3. Plantear una discusión sobre la búsqueda de mecanismos correctivos a la PSU que pueden proponerse al Rector conforme a los reglamentos de la Universidad y que favorezcan la selección de los mejores estudiantes para ingresar a nuestra Escuela, sobre la base de que hay distorsiones económicas que hacen que no siempre se llegue a los mejores estudiantes a través de un indicador único como la PSU.

4. Cuentas periódicas de las unidades de la Facultad en materia de financiamiento y un modelo de gestión financiera que permita un conocimiento detallado del destino de los recursos y la finalidad de los gastos.